miércoles, noviembre 01, 2006

Nostalgia

Tengo una edad que, aunque no soy muy mayor, ya me ha permitido ver y vivir bastantes cosas, conocer mucha gente, buena y mala, pero hasta hoy nunca habia echado de menos el pasado.
Hoy he pasado por la calle donde vivi mis primeros años. Un viejo caseron en medio del barrio del Carmelo, en Barcelona, que antaño habia sido una de las casas pairales de la zona. Bueno, pues años de existencia han sucumbido bajo el empuje de una excavadora.

La verdad es que durante años, he pasado a menudo por delante de aquel edificio, que ya estaba medio en ruinas y que no habia sido derribado antes por la testarudez de algunos vecinos (La señora Casimira, una gallega con toneladas de mala leche y un monton de gatos) que se negaban a salir del piso en el que habian vivido practicamente toda su vida. En esos momentos, pensaba que no era mas que un detalle pintoresco del personal.

Hoy no quedaba mas que un solar y el recuerdo. He saltado la valla y he entrado en el nuevo descampado, tan solo por echar un ultimo vistazo antes de que construyan otro edificio lleno de pisos carisimos para un barrio puramente obrero.

He estado un buen rato, rodeandolo, tratando de ubicar donde estaba el viejo piso donde vivi, recordando lo que veia desde la ventana de mi habitacion, que tenia que compartir con mi hermana, que por aquel entonces me parecia la mas horrible de las brujas y sin la que hoy me resultaria dificil vivir.

He recordado los sitios donde jugamos tantas horas, sin pensar en el futuro y sin preocupaciones. Los viejos amigos, a los que he perdido la pista. Los primeros amores y los primeros desengaños, las primeras peleas y algun enemigo para toda la vida (JLA si volvemos a encontrarnos, te dare una paliza de muerte. Lo jure entonces y no lo he olvidado.)

La verdad es que el lugar, ahora vacio, no parece tan grande como lo creia entonces, y me he puesto a buscar en el suelo rastros que me permitieran ubicarme. No he tardado en encontrar restos del suelo de la porteria y un trozo de la baranda metalica de la escalera. He mirado hacia arriba, como si aun se pudiese ve el techo, con los inmensos tragaluces, por los que la suciedad no dejaba ver el color del cielo.

Tambien me ha venido a la cabeza el canto de las golondrinas, que anidaban a miles en las cornisas en verano, como podiamos jugar en medio de la calle, sin que pasara un solo coche en horas, como quedabamos los amigos despues de la peli del sabado y como corriamos delante del "Troll" (Un vecino que gastaba muy mala uva con los niños) Nunca supe su verdadero nombre. Recuerdo que una vez me grito por nada, como siempre hacia con todos los crios y por la noche, descubri el placer de la venganza, arrancando todas las plantas de su patio.

El caso es que hoy he sentido añoranza por el pasado, pero ha sido agradable recordar todo aquel tiempo.

Salud.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Carmelo, estrecho y pronunciado, obrero y charnego, blanco y ladrillo, pueblo de ciudad, un lugar olvidado en el centro de Barna, con huertos urbanos, tejas y chimeneas, bosques de pinos y perros vigilantes. ¿Quien no va a echarlo de menos? Alma de barrio nunca muere.